A Sorgo lo encontró una voluntaria mientras paseaba con sus perros por el campo. Estaba desesperado buscando comida y eso fue lo que aprovechó nuestra compañera para cogerlo. Fue a buscar comida y agua y solo con eso se ganó su confianza, a saber el tiempo que llevaba el pobre sin comer y sin que nadie le hiciera una caricia.
Ahora este guapetón ya está a salvo y solo le falta un hogar definitivo donde ser muy feliz. Sorgo se encuentra en nuestra residencia de confianza, necesita conocer el calor de un hogar.
Tiene poco más de año y toda la vida por delante para dar amor.